jueves, 7 de julio de 2011

Homofobia y homosexualidad

Se sentó en su cama, su mirada llegó al espejo que estaba al otro lado de su habitación; sus ojos, él pensaba que no eran suyos, en ellos observaba el asco de darse cuenta que no era la misa persona; escuchó pasos, pasos fuertes que demostraban rudeza, autoridad, él se asustó y por su cabeza pasó como flash back, imágenes donde su padre lo humillaba, sus compañeros de colegio se burlaban y la vergüenza que sentía su madre cuando preguntaban por él. Las lágrimas nublaron su mirada y estas empezaron a caer formando un caminito por su mejilla. Odiaba ser así un marica, como le solía decir su padre cuando le solía gritar ni bien lo veía, se limpió las lágrimas con los puños de su casaca, de pronto un estrepito sonido lo sacó de su trance, era la puerta que fue abierta con mucha fuerza, Tomás se asustó, le tenía tanto miedo a esa persona que conocía desde que tenía uso de razón, esa persona que durante algunos años había sido su héroe. Lo miró lleno de odio, frustración y vergüenza, le dijo que quería hablar con él, Tomás sintió que su corazón se le salía del pecho, sus manos sudaban, tenía  miedo; su padre salió de la habitación y se encaminó a la sala donde la madre los esperaba, cuando Tomás baja a la sala sus padres ya estaban ahí, su madre callada, sumisa, su padre con una mirada lo hizo sentar enfrente de ellos.
La discusión no fue tan larga y sin muchos rodeos. Lo botaron de su casa peor que basura, sin arrepentirse y sin un solo sentimiento, Tomás sabía el porqué, ellos habían descubierto mensajes de texto en su celular donde tenía comunicación con un hombre; no rogó piedad, con la cara bañada en lágrimas se fue a su cuarto sacó unas cuantas cosas y sin despedirse, abrió la puerta de su casa, volteó para ver por última vez aquella casa donde pasó tantos cosas, donde albergó tantos recuerdos y vivencias.
Ni bien dio un paso fuera de su casa pensó en que no sabía que haría ni a donde pasaría la noche; caminó por un parque, sentía envidia al ver padres que se divertían con sus hijos y recordó que su padre lo odiaba, que lo había botada, que no quería saber nada de él, siguió caminando, una idea le surgió, porqué  seguir viviendo, si estaba solo en el mundo a nadie le importaba, así que no lo pensó dos veces. Subió los peldaños de un puente peatonal, llegó hasta la mitad, miró como los carros pasaban a gran velocidad, por su mente también pasó todas las cosas que le habían pasado hasta ese momento, no encontró una buen. Primero levantó la pierna izquierda, luego la derecha, se persigno, pensando en un dios que nunca había pensado en él, que lo tenía olvidado y saltó al vacío sin que nadie lo pueda evitar.

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